¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?
¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?
¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?

Cantan con voz de hombre..
¿pero dónde los hombres?

..con ojos de hombre miran,
¿pero dónde los hombres?

..con pecho de hombre sienten,
¿pero dónde los hombres?

Cantan, y cuando cantan
parece que están sólos...

Miran, y cuando miran
parece que están sólos...

Sienten,..y cuando sienten
¡parecen que están solos!..

¿Es que ya Andalucía
..se ha quedado sin nadie?

¿Es que acaso en los montes andaluces
..no hay nadie?

¿Es que en los mares y campos andaluces..
no hay nadie?

¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta?
¿Quien mire al corazón sin muros del poeta?

¡Tantas cosas han muerto..

que no hay más que el poeta!

¡Cantad alto!
..Oiréis que oyen otros oidos.

¡Mirad alto!
Veréis que miran otros ojos...

¡Latid alto!
..Sabréis que palpita otra sangre...

No es más hondo el poeta..
en su oscuro subsuelo, encerrado...
Su canto asciende a más profundo
cuando , abierto en el aire..,
ya es de todos los hombres...

Rafael Alberti

Tercer Encuentro

martes, 17 de diciembre de 2013

 
SU PRIMER MILAGRO
 
En Judea está Belén
una aldea en la colina,
paisaje de tonos verdes
tierra de pasto y vendimia;
de piedra son los caminos
de barro y piedra es la villa,...

en este sitio ha nacido
la encarnación más Divina.
II
En un albergue del monte
donde se guardan las cabras,
María llora en silencio
es joven, y está asustada;
José se siente perdido
los nervios ya le delatan,
una mula da su aliento
sólo un buey los acompaña.
Qué fría y larga es la noche...
¡qué soledad tan amarga!,
y aunque el Niño haya escogido
al nacer esta cabaña
las lágrimas de su madre
le están destrozando el alma;
y es un milagro de amor
cuando a los ángeles llama,
cuando los magos dirige
con la estrella que desplaza,
¡y es un milagro el sendero
de rocas en la montaña
todo lleno de pastores,
lleno todo de esperanza!,
vienen a ocupar el puesto
vacío, que deja Ana.

Y mil Anas van llegando
sólo para consolarla,
sus manos encallecidas
acariciando, la calman,
¡palpitan mil corazones
en sus bocas al besarla!,
son... mil amores de madre
que aconsejan y acompañan,
mil mujeres las que sienten
un mismo afán de ayudarla
y arropar con su cariño
para que no falte nada.

Fuera, se cantan los himnos
y se encienden las fogatas,
hay bromas de campesinos,
el sonido de una flauta,
ascuas de leña en el fuego
alimentos se preparan;
y algún caso divertido
del que sabiendo una nana
quiere cantársela al niño,
y no le dejan las damas.

Mientras, José más tranquilo,
cuenta y repite sin pausa
que el Niño iba a nacer...
¡y no le dieron posada!


Ángeles Asensio.
http://asensios.blogspot.com.es/
 



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