OTOÑO MACILENTO
El dolor
que devasta
nuestro pecho no perdona
la esclavitud de los
siglos
en la ardua
batalla del tiempo.
Somos
conflicto y quimera
invocando
el aparato eléctrico
que concita
la tormenta.
Tupidos
nubarrones nos alejan
de la serenidad
del alba.
Perdidos los recuerdos
de la infancia
sólo nos
queda un suspiro
en el
sórdido laberinto
de nuestra
garganta,
y una lira
rota y olvidada
en el
desván opaco de la memoria.
Es invierno y el viento del cierzo
nos
devuelve el espacio devastado
de nuestra
niñez.
La
nostalgia lánguida del pasado
nos regala
un viejo calendario
en el que
escribimos palabras mudas
que el
viento esparce por doquier,
como
ingrávidas hojas
1 comentario:
Otoño de nuestras vidas, tan magistralmente versado
Besos, Encarna.
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