Yo, que lloro por los pesos de mi vida,
veo tu esfera de cielo pisando tu cabeza.
Condenado como yo a cadena eterna,
separar el cielo de la Tierra es tu pena.
De piedra me convertí, por causas ajenas,
que fué él quien el demonio me sacó.
Tú miraste con los nítidos ojos fijos
y en helada cordillera tu columna sucumbió.
Mi fuerza fue titánica para quitar al opresor,
que vinieron del Tártaro a llevarlo en barca negra.
Sin embargo tú, laxo de fuerzas, gigante marino
vacíado a presión de tu interior, hueco perfecto
permaneces gimiendo por el peso denso
de un mundo que entonces giraba sin redentor.
Atlas yo soy por los pesos de mi vida.
Por las cicatrices del tiempo tirano.
Atlas eres por historia y amor.
Tú, tú eres el que sujetas a mi mundo
separándolo de la bóveda celeste.
Lanza y rueda mi globo azul al espacio
Tú, sálvame, mi antihéroe liberador.
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